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Foto del escritorJivan Vinod

LA BELLEZA EN LA GRATITUD

por Fernanda Barroso






Mucho hemos escuchado que el ser agradecidos puede traernos felicidad y paz mental. Pero ¿te has detenido a preguntarte o a tratar de saber por qué?



A veces, cuando estamos atravesando por un momento muy complejo o por alguna situación dolorosa, es más difícil ser agradecido ante dicha situación. Y claro, en el presente, aquí y ahora, nos duele, nos es complicado enfrentar tal situación. Y es que es así, el presente nos pide vivir, lo que supone sentir lo que se debe sentir, expresar lo que se debe expresar y actuar como se elija actuar. Pero ninguna emoción es permanente; ninguna acción es perpetua; ningún rencor es eterno, - o al menos no debería. La única constante es el cambio. Y con esta verdad, sabemos que incluso esta situación dolorosa o compleja, pasará pronto o lento, pero pasará y será en ese momento presente cuando quizás, podamos ser agradecidos por lo que vivimos.


La invitación hoy es, a que en esos momentos en los que comienzas a ver con otros ojos la situación, -con mayor consciencia diría yo-, elijas ampliar la visión; tú visión. Para ello, sígueme en este ejercicio: Has un tiempo para ti, para esta reflexión. Un momento contigo mismo. Entra a una habitación en tu casa y siéntate en una silla; puede ser esa silla en la que te sentaste a llorar o a reflexionar acerca de tu situación. O recuéstate en la cama donde no podías dormir o sollozabas por lo vivido. Observa todo tu entorno. El techo, las paredes, si hay ventanas, muebles. Y de pronto, decide levantarte, camina la habitación, observarla, y siéntate en otra silla, en algún sillón quizás y desde ahí, elije ver de nuevo la habitación. Seguro verás cosas diferentes otra pared, más luz, quizás. Cambiaste de perspectiva. ¿Qué te parece? Ahora, ante las situaciones vividas: las lindas, las no tan lindas y las difíciles, te invito a que, de igual manera, como hiciste físicamente, cuando estés listo, te levantes y cambies tu perspectiva de la situación, a que amplíes la visión. ¿Cómo? Dejando de centrarte en ti y ampliando la vista a toda la “habitación”. Dejas de ser el foco para ver más allá. Y quizás ahí, quizás entonces, en ese presente, encuentres la belleza de la situación y puedas agradecer con todo el corazón, tal vez no lo que sucedió, (creo que ni el Dalai Lama agradece que China invadiera Tíbet) pero sí, agradecer lo que aprendiste de lo que sucedió; agradecer quizás esa posibilidad de hoy ser capaz de levantarte y con consciencia elegir cómo te sientes ante algo, ante alguien. Agradecer quién eres hoy. ¿Te das cuenta? Ampliaste tu visión, dejaste de centrarte en ti y en tu dolor para ver el cuadro completo, la enseñanza completa, para ver quién eres hoy y así, al ampliar la vista, has regresado a ti, pero con una perspectiva de ti mismo diferente. Eso es crecimiento espiritual. Y es ahí, donde puedes encontrarte. Y es ahí donde está la belleza. Y es ahí cuando entonces podemos agradecer.


Con gratitud recibamos este septiembre que sabe a enero y con belleza te invito a avanzar en tus metas, en tus proyectos; te invito a agradecer la posibilidad; te invito a bailar hoy, a reír hoy, a decir lo que sientes hoy. ¡Te invito pues a vivir!


Gracias, gracias, gracias.


Por una vida con conciencia.

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