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Foto del escritorJivan Vinod

DUELE

¿CAMBIAR Y TRANSFORMARNOS?

por Iride Rivera



Desde hace varios días, ha estado rondando en mi cabeza la idea de “la muerte”.

¡Sí! La muerte.

Si te llegó algún pensamiento de rechazo, rareza, o sorpresa, pues está bien.

¡Estás en un espacio seguro! Es lo que me repito cada vez que algo se manifiesta para prestarle atención, profundizar, ajustarlo y transformarlo, si fuera el caso. Y así es como se dan paso, marcan nuestro andar y dirigen nuestras acciones, esas que denominamos “creencias”.

Hay un enorme espacio para trabajar, aceptar y dejar fluir en torno a este tema. Como se diría, “hay mucha tela de dónde cortar”.

Esta frase llego a mí como un rayo de luz, por no decir, claridad, ante tanto cuestionamiento y murmullo en mi mente:

“EL NACIMIENTO INICIA CON LA MUERTE”.

Vuelve a leerla.

“EL NACIMIENTO INICIA CON LA MUERTE”.

Y después de leerla varias veces, ocurrió la magia.

Esto se desprendió de ese momentum…

Algo tiene morir para que algo nazca.

Algo debe cumplir su ciclo para iniciar uno nuevo.

Algo debe cambiar para dar paso a la transformación.

La noche se extingue y da paso al día.

Los ciclos de la naturaleza se renuevan constantemente.

Las estaciones climáticas son el vivo ejemplo de esta frase, se sumerge, - se congela, se para, da origen al nacimiento-, en el invierno; se florece, - crecimiento-, en primavera; se fortalece, - se mantiene-, en verano; se cae, -muerte-, en otoño.

Otro ejemplo que lo describe muy bien, las fases de la luna.

Para que algo nuevo entre en nuestras vidas, ocurre el nacimiento, algo tenemos que dejar ir, eliminar, disolver, sustituir y esto puede traducirse como la muerte. Es el propio proceso de cambio, en el que evolucionas y cambias de creencias y de conciencia para sacar tu mejor versión. Referente a este cambio, el hecho es que se manifiesta el duelo de sí mismos al transformarnos. La muerte de los viejos patrones. Dejar atrás los espacios donde nos hallamos en nuestra comodidad, aunque sufriendo, aceptar lo que llega, al desprendimiento de ti misma, tu desmembramiento.

Lo que ocurre cuando vas a pintar una pared, tienes que desconchar las capas de pinturas viejas y pueden estar muy superficiales o muy profundas que inclusive tienes que hacer uso de herramientas y ejercer presión para lograr lo que deseas, una superficie limpia, plana.

En nuestro Yo, eso, ¡DUELE, HORRORES! El duelo de dejar atrás a su antiguo yo, porque esa parte habría muerto. Duele, cambiar y transformarnos. Pero luego, renacerás como un Ser divino, ligero, maravilloso y sobre todo aún más amoroso. Aunque decidir cambiar es una elección, también lo es vivir desde el Ego o desde el Ser. Desde el ego es cuando hacemos caso a esa vocecilla dentro de nosotras que todo lo aplasta, critica, juzga, teme, pelea, se venga, devuelve palos, etc. Luego tenemos la parte del Ser, que es la parte nuestra comprensiva, que colabora, incluye, respeta, responde con amor, entiende, se expande, abraza y devuelve compasión. Podemos vivir y actuar desde el Ser o desde el ego. Es una elección. Elección de si quiero tener la razón o estar y vivir en paz. De permanecer en el sufrimiento, en el caos, en la ansiedad, en la preocupación o cambiar, dar paso al dolor, transitar por aquello que implica decirle adiós a las identidades, a morir y desnudarnos para dar paso, al verdadero SER. ¿Cómo diferenciar esto de vivir desde el Ser o el ego? Cuando vivimos desde el ego es cuando no te sientes bien, estás perturbado y NO te sientes amoroso. ¿Fácil no? Es cuestión de práctica. Antes de responder a una situación pregúntate, ¿lo hago desde el miedo o desde el amor? Eso te indicará si es desde el Ego o desde el Ser. El "bla bla bla" generalmente es el ego, es como la chismosa de turno. Cuando creces personal y espiritualmente es cuando vives en esencia, desde el Ser. ¿Siempre? ¿Todo el tiempo? ¿Eso es posible? Yo creo que, si fuera siempre, ese mismo salto evolutivo hace que cambies de plano. Somos humanos, no perfectos. La cuestión es que lo hagas cada vez más, que sea la mayor parte del tiempo, eso sí es posible, por supuestísimo que lo es. Pero hay que saber cómo hacerlo bien, es como el trabajo de un contador, no lo aprendes en un ratito, pero una vez que aprendes las reglas del juego y has practicado lo ves todo desde otro lugar. Tienes claridad. Por ello,

“EL NACIMIENTO INICIA CON LA MUERTE”

Atrévete a ir más allá, aunque duela, lloverá y pasará.

Te reencontrarás como un arco iris

lleno de color, vivo, alegre

eligiendo ser feliz.

Los momentos serán mágicos

e infinitamente llenos de gratitud.


Iride Rivera

Instagram @iride_rivera

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