POR LINDSAY MARTÍNEZ
“De mi oscuridad nació una luz que me alumbró el camino”
Khalil Gibran
Llegó un punto en mi vida en el que me encontré en medio de la nada, sin saber en dónde estaba, sin saber a dónde ir, sin poder ver claramente, todo estaba oscuro y no sabía si estaba demasiado lleno o vacío. Perdí las ganas de levantarme y las noches estaban llenas de inquietud y malestar. Los días todos parecían iguales; grises, oscuros, sin sentido.
Anhelaba que mi vida pudiera cambiar; no podía seguir en medio de esa oscuridad en la cual los recuerdos y las voces hirientes estaban en mi cabeza todo el tiempo. Era momento de tomar el control de mi vida y no seguir caminado entre tinieblas, así que un día decidí prender la luz, ahuyentar a los fantasmas y dejar de vivir los dolores del pasado para centrarme en el ahora y proyectarme hacia el futuro.
En medio del caos, encontré una guía. Esta guía llegó cuando dejé de respirar, cuando en las noches me despertaba por la falta de aire en mis pulmones y una asfixia que no sabía de dónde venía ni porqué. Fue ahí donde me di cuenta de lo verdaderamente importante que es la respiración, algo que todos sabemos pero pocas veces le damos importancia. Y es que la respiración es la función más básica del cuerpo, sin ella no podemos vivir.
Con la incapacidad de respirar llegó a mi vida la práctica de Pranayama o control de la respiración y con ello la respiración consciente. ¡Qué inocente! Pensé que solo me ayudaría a reducir los niveles de ansiedad que habían quedado como secuela de la violencia que había sufrido y se habían somatizado o SOMATIZADO en falta de aire por las noches.
Mis días comenzaron a tomar otra rutina. Cada mañana me levantaba, prendía una vela y en postura de meditación cerraba mis ojos y me volvía muy consciente de mi respiración; enfocaba mi atención hacia la punta de mi nariz, enfocándome en mi inhalación y exhalación, imaginando que al inhalar mi cuerpo se llenaba de luz y al exhalar exhalaba oscuridad, así lo hacía por varios minutos hasta que mi cuerpo estaba completamente lleno de luz, continuaba imaginando que la luz llenaba mi exterior, hasta que todo mi espacio estaba repleto de esa energía de amor, salud, bienestar y seguridad. Una vez concluida mi practica me recostaba por unos minutos más para agradecer, solo agradecer; a la vida, al instante, a mí, a todo.
Fue así como comencé a generar un espacio interno de amor, encendiendo la luz dentro de la oscuridad en la que mi alma y mi cuerpo vivían. Para el Yoga, la práctica de pranayama, en realidad es obtener la energía del universo.
Hoy comprendo, desde el amor, que la respiración es vivir y es la forma que tiene el universo de transmitir su energía.
Después de varias semanas practicando la respiración consciente los cambios en mi vida fueron mas allá de solo disminuir mi ansiedad; también empecé a sentirme con más energía, tenía más resistencia para realizar esfuerzos físicos, tranquilidad y paz mental, en momentos de estrés podía darme una pausa y reducir el estrés considerablemente o incluso eliminarlo, ser mas consciente de mis emociones, dormir plácidamente, incluso mejoró mi digestión.
Hoy en mi vida me encuentro abriendo la puerta a un nuevo comienzo, sabiendo dónde estoy y a dónde quiero llegar, viendo claramente con mi luz en mi interior y exterior, reconociendo mi cuerpo como mi templo, limpiando mi espacio y generando nuevas cosas. Estoy recuperando las ganas de levantarme, y las noches no son tas oscuras como antes, puedo disfrutar de la energía de la luna y ser guiada por las estrellas. Los días tienen variantes de colores, algunos cálidos, otros grises, otros luminosos… todo tiene sentido.
Hoy puedo decirte que, si tú en algún momento has sentido las secuelas del pasado y te están frenando el presente y no te dejan ver el futuro, tómate un momento, busca un lugar tranquilo donde puedas permanecer sin ser molestado:
Siéntate cómodamente con la espalda recta y los ojos cerrados. Trata de relajarte.
Presta atención en la forma de respirar que tienes. No influyas en ella, solo observa. ¿Respirar por la nariz te sale de manera natural? ¿Te cuesta respirar normal? ¿Tienes una respiración acelerada?
Una vez que te das cuenta cómo estás, comienza a respirar con toda la suavidad que te sea posible, tranquilamente.
Haz inspiraciones largas y profundas por la nariz hacia dentro y hacia fuera mientras imaginas como entra luz a tu cuerpo y sale oscuridad de él.
Deja que el cuerpo se relaje.
Permite que la mente se tranquilice y se acallen los pensamientos.
Continúa haciendo respiraciones largas y lentas que no produzcan agitación, que generen paz.
Date la oportunidad de encender la luz en tu interior y disipar las tinieblas del dolor del pasado.
Si puedo ser sincera contigo, te digo: el cambio ocurre, la magia ocurre, ha llevado su tiempo, disciplina y constancia, pero al fin puede encender la luz. Y si yo pude, tú también puedes.
Es momento de permitir que de la oscuridad nazca una luz que me alumbró el camino.
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