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Foto del escritorJivan Vinod

AMANDO MI ÚTERO/ EN EL UMBRAL DEL DOLOR

Actualizado: 4 nov 2020

POR LINDSAY MARTÍNEZ


Nota Editorial

Aún cuando parece ser un tema tan recurrente en nuestras sociedades actuales, la realidad es que la violencia sexual contra las mujeres es un tema poco abordado. El miedo, el desconocimiento, la vergüenza y otros factores pueden influir en ello. Hoy lo traemos a este espacio editorial, porque nos parece indispensable que como mujeres sepamos distinguir los rasgos de la violencia, que seamos capaces de detectar cuándo estamos siendo violentadas o bien, cuándo lo hemos sido. Aprender a poner límites, recurrir a las instancias adecuadas para protegernos, denunciar, recibir la atención psicológica adecuada y una vez que hemos sanado, aprender a relacionarnos con lo masculino desde otro lado, más conscientes, más autónomas y libres. La violencia sexual puede sanar y el hecho de haberla vivido en algún momento de nuestras vidas, no define lo que en verdad somos, podemos transitarla, sanarla y dejarla atrás, la práctica espiritual, sin duda, puede colaborar a ello.”

Allari Prieto

Amando mi útero/En el umbral del dolor

Por Lindsay Martínez


"Las mujeres que han sido violentadas sexualmente, en algún momento de sus vidas, pueden desarrollar una vida sexual nociva; comprender, trabajar y sanar las razones de su dolor, les permitirá vivir una vida más plena y libre de violencia."

Amasai


Hay días que no se puede más, que las ganas de levantarse se van, que los ánimos de arreglarse se desvanecen, que los sueños y anhelos desaparecen, que la persona que vemos en el espejo parece una desconocida. Alguien poco valorada por los demás y poco amada por sí misma. Hay días que la sensualidad parece haber dejado de ser parte de nuestra esencia y que el dolor constante de las circunstancias nos apaga alejándonos de vivir plenamente.


Parece que las semanas se convierten en meses y los meses en años. Los años transcurren en una aparente “normalidad”. Y así, se vuelve “normal” sentirse mal, se vuelve normal la oscuridad del mundo, se vuelve normal vivir en insatisfacción, parece normal tener relaciones desastrosas, parece normal vivir una sexualidad carente de plenitud, se vuelve normal sentirse humillada, insultada, parece volverse normal retroceder en lugar de avanzar.


El dolor puede volverse algo habitual, parecer algo común, pero no lo es. En muchos ámbitos de nuestra sociedad se ha vuelto habitual que desde pequeñas a las mujeres se nos pueda ofender, maltratar, tocar, obligar, ver de forma inapropiada o coartar; parece también que nos hemos acostumbrado a que sea “normal” que 9 de cada 10 mujeres sean violentadas de alguna forma y que alrededor de 1 de cada 3, hayan sufrido violencia, física y/o sexual, por parte de su pareja o por parte de terceros, parece normal que 1 de cada 10 niñas menores de 18 años hayan sufrido relaciones sexuales forzadas u otros actos sexuales no deseados. (1)


Si nos detenemos observaremos un retrato en el cual quizás aparezcamos tú, o yo, o tu mamá, abuela, tía, hermana, hija, sobrina, amiga, vecina, colega, hayan sufrido violencia. Una violencia que ha generado secuelas dolorosas que pueden manifestarse en: depresión, ansiedad, inseguridad, bloqueos emocionales y energéticos, creencias limitantes, insatisfacción, temor, tristeza, ira, vergüenza, indefensión, rechazo, odio, distanciamiento social, círculos de comportamiento vicioso, apegos, acciones auto destructivas, pensamientos y comportamientos suicidas y perdida del propósito de vida.


La Organización Mundial de la Salud (2), indica que las mujeres expuestas a la violencia de pareja tienen un impacto en la salud emocional y física; el doble de probabilidad de sufrir depresión, casi el doble de probabilidad de tener trastornos relacionados con el alcohol, el 16% de probabilidad de tener un bebé de bajo peso al nacer y 1,5 veces más probabilidad de contraer VIH, infección por sífilis, clamidia o gonorrea.


La violencia física no es la única compañera de la violencia sexual, también la violencia emocional y psicológica tienen un fuerte vinculo con ésta, ya que casi siempre está acompañada de palabras y acciones que afectan la autoestima, imagen, valía y amor propio, debilitando la fuerza interna de la víctima pues una vez creado el miedo solo basta con una amenaza verbal, un gesto o una mirada, para manipular y hacer que se satisfagan los deseos del perpetrador, y este tipo de violencia pasiva dura por largos periodos de tiempo y no es fácil salir de ella. La violencia sexual impacta de manera significativa la vida emocional de la persona que la sufre, tal como lo señalan algunos estudios (3).


Sin embargo, a pesar de los problemas severos en la salud física y mental la mayoría de las mujeres violentadas no denuncian y muchas de ellas callan por no creer que lo que les paso es violencia sexual. La violencia sexual abarca actos que van desde el acoso verbal a la penetración forzada y una variedad de distintos tipos de coacción, desde la presión social, la intimidación hasta el sometimiento por la fuerza física.


Hay muchas razones lógicas que explican por qué las mujeres no hablan sobre este tema: vergüenza, temor, riesgo de represalias, culpa, un sistema de apoyo inadecuado o supresión del recuerdo. Sin embargo, resulta necesario que las consecuencias eventuales de la violencia sean expuestas para ayudar a desarrollar estrategias apropiadas y así reparar el daño ocasionado (Acnur,2003). La sanación sexual empieza cuando ya no se puede más y se esta dispuesta a pasar el “umbral el dolor” y con ello quitarle el poder al perpetrador.

Comenzando a sanar



El camino de la sanación inicia con la conciencia plena, tomar las riendas de la vida nuevamente, romper el bloqueo de la energía sexual, tomar decisiones emocionales, psicológicas y físicas, logrando la plenitud del ser en la expansión máxima del amor. Para ello, a través de “AMANDO TU ÚTERO”, veremos diversas técnicas que apoyan la sanación sexual, desde el respeto, la escucha y el consentimiento, mismas que pueden ser herramientas rápidas, transformadoras y eficaces que contribuyan a desbloquear y a liberar lo almacenado en el cuerpo físico, emocional, mental y energético.


Si estas dispuesta a iniciar este proceso y dejar atrás el umbral del dolor para atravesar a un espacio de amor, respeto, plenitud, satisfacción y propósito de vida te puedo asegurar que, con constancia, disciplina, amor y fe, la magia ocurre. En este momento te invito a tomar consciencia plena de ti, busca un espacio de tiempo durante la noche, justo antes de dormir, a solas y sin interrupciones, sin mensajes de celular, ni distractores. Date un baño, ambienta el lugar con velas, música relajada que no contenga letra, solo deléitate en el sonido.


Mientras te bañas empieza a notar la sensación del agua en tu piel, moja tu rostro, cierra tus ojos y agradece que al fin has llegado al umbral, suavemente ve limpiando cada parte de tu cuerpo y reconoce lo que eres, toca tu piernas y menciona tres cosas hermosas de ellas, quizás pase por tu mente algún pensamiento distinto a ello, así que solo obsérvalo y déjalo pasar, regresa a reconocer tres cosas hermosas, continúa con tu vientre, tu abdomen, tu pecho, brazos, cuello, rostro y cada parte de tu cuerpo, repite este proceso las veces que tu ser lo requiera, quizás no sea fácil reconocer la belleza en ti en un inicio, pero aprenderás a verte desde el amor.

Durante este tiempo, imagina que el agua es una cálida luz brillante que te limpia y llena de energía renovada, de energía pura, de paz, bienestar y seguridad, este es tu espacio y tú eres dueña de lo que pase en él, así que trátalo con respeto y vuélvelo un santuario de bienestar.


Al finalizar hidrata tu piel con una crema suave y una loción de tu preferencia, ponte ropa cómoda para descansar, y mientras te metes a la cama para dormir, junta tus manos a la altura de tu vientre y agradécete el proceso que estas iniciando.

Elije una noche al menos una vez por semana para tomarte unos minutos a solas y entra a este espacio de consciencia, si los realizas periódicamente notarás cambios positivos en tu estado emocional, en tus relaciones interpersonales y en tu sexualidad:

  • Más balance emocional y fuerza interior

  • Aumento en la energía y vitalidad física

  • Menstruaciones menos dolorosas o sin dolor alguno

  • Más capacidad para disfrutar y sentir placer sexual

  • Mayor facilidad para experimentar orgasmos

  • Mayor creatividad

  • Mejor conocimiento de tus propias reacciones, necesidades y prioridades

Este es momento para dejar de pensar que lo “normal” es el dolor, la insatisfacción y la violencia, es momento para abrir el camino de la felicidad, amor, abundancia y plenitud. Es momento de pasar el umbral del dolor.

Referencias

1. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (2014). Ocultos a plena luz: Un análisis estadístico de la violencia contar los niños [resumen disponible en español, publicación completa disponible en inglés]. Nueva York: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

2. Garcia-Moreno C et al. Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la muerte y violencia doméstica contra la mujer: primeros resultados sobre prevalencia, eventos relativos a la salud y respuestas de las mujeres a dicha violencia. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 2005.

  1. Acnur, 2003; Aguilar y Parra, 2016; Aliaga, Ahumada y Marfull, 2003; Bezanilla y Miranda, 2014; Hernández, Corbalán y Limiñana, 2007; Domínguez, Cuberos y García, 2008 Garcés y Pelegrín, 2004; Hoff, 1990; Mullender, 2000, (Harned, 2001; Katz, Carino y Milton, 2002; Ramos, Saltijeral, Romero, Caballero y Martínez, 2000; Rodríguez y Cantera, 2012; Wilches, 2010

  2. Contreras J et al. Sexual violence in Latin America and the Caribbean: a desk review. Pretoria, Sexual Violence Research Initiative, 2010.

Colaboraron

Escritura: Lindsay Martínez

Revisión y corrección de estilo: Ma. Fernanda Barroso y Allari Prieto

Edición en web y selección de material fotográfico: Allari Prieto


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